Hoy los juguetes rotos se sienten defraudados por el abandono y la ausencia, por el frío vacío que provoca la lejanía y la distancia, por el dolor mismo de la pérdida, por el cierto y triste futuro.
Hoy los tristes juguetes rotos no pueden consolarse, como habitualmente lo hacen, con remendarse los pedazos rotos del alma dándose a los demás sin medidas para abandonarse en el placer de no sentir al no pensar.
Hoy a los juguetes rotos de nuevo les falta una pieza, quizá la más importante pieza, para poder seguir funcionando, para poderse seguir arrastrando hasta ese doloroso final que ya nunca acaba.
sábado, 28 de agosto de 2010
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