lunes, 25 de febrero de 2013

La gran farsa del 23F



   Hola a todas.
  
   Lo único que quiero, con este comentario, es contar mi percepción con respecto a la manifestación que vivmos antes de ayer 23F en la manifestación contra el golpe de estado financiero.

   He de decir que entiendo que es mi punto de vista, y por tanto, subjetivo, pero igualmente he de decir que he hablado con bastantes personas que piensan igual que yo y con sólo una que, aun estando de acuerdo con los demás en la mayoría de las cosas, prefiere quedarse con la parte positiva, con lo que pienso que, como mínimo, sería una visión intersubjetiva de un montón de personas que llevan ya un montón de manifestaciones.

   He de decir también que estoy cabreado, y que, por tanto, es posible que mi visión sea un poquito más sesgada de lo habitual, ya que tosas sabemos que una persona cabreada razona peor que cuando se piensan las cosas con calma. Pero he de decir también que la mayor parte de mi cabreo viene por y desde la manifestación (con la ayuda de alguna amiga mía, pero que no viene al caso), y que, por tanto, me creo en el derecho de poder despotricar en contra de lo que para mí fue un claro intento (que se consiguió) de manipulación por parte de los "convocantes".

   Empezaré recordando el antecedente (no sé si es la palabra más correcta para utilizar en este caso) que más evidencia ese intento (y consecución, repito) de manipulación, que fue la reunión de los líderes sindicales con la "señora" Cifuentes, en la que se comprometieron (nuestros grandes líderes sindicales) a bajar el "tono" de la manifestación, ya que parecía que se estaba "desmadrando". Ahora no recuerdo cuál fue el contenido exacto de dicha conversación y, con mi cabreo, no me apetece andar perdiendo tiempo en buscarlo, así que os ruego a todas las que estáis leyendo este pequeño comentario (que estoy seguro de que tenéis mejor memoria que yo) que me echéis una mano y comentéis, si no os importa.

   Bueno, pues obviamente consiguieron, no sólo bajar el tono de la protesta sino, convertirlo en una farsa en la que un grupo de borregos (entre los cuales me incluyo) se deja pastorear y deja su conciencia cívica y desobediente en casa para seguir los dictados de las organizaciones "convocantes".

   La manifestación ciudadana en contra de la dictadura de los mercados se convirtió en una manifestación, si no sindicalista, al menos realizada según el modus operandi de los sindicatos mayoritarios, en la cual, como en todas las manifestaciones que ellos convocan, hay un recorrido establecido de una manera totalmente rígida (del que no te puedes salir ni un ápice), con un horario estricto, en la cual se consigue que la masa (porque todas sus manifestaciones son masivas) tenga un horario hasta de recogida y vuelta a casa, ya que, en cuanto se lee el manifiesto, todo el mundo se va corriendo a casa como si ya se les hubiese olvidado el por qué se protestaba, o como si las protestas tuviesen que ser realizadas sólo en el momento en que ellos quieren, y después protestar sea poco menos que un hecho delictivo, aunque, queridas compañeras, las muertas siguen estando muertas, y la presión que recibimos sigue estando ahí.

   Pero paso a narrar los hechos tal y como yo los viví, y después intentaré explicar mi indignación lo mejor que pueda, que dado mi cabreo, no será tarea fácil.

   La asamblea de Getafe 15M, a la cual me siento muy orgulloso de pertenecer, comenzaba su recorrido en la manifestación del 23F en la glorieta de Embajadores, junto con la columna sur, así que hacia allá fuimos. He de decir que llegué un pelín tarde porque había quedado con unas amigas en Atocha y cuando acudimos a la glorieta de Embajadores la gente ya había tomado la calle, así que fui a situarme con mis compañeras de la asamblea debajo de nuestra pancarta. Inmediatamente vi los "rifirrafes" que mis compañeras tenían con el "servicio de seguridad" de la manifestación, que habían hecho un cordón y que se empeñaban que nadie podía ir ni por delante ni fuera de los "cordones de seguridad", más tarde también me comentarían mis compañeras que ya habían tenido problemas a la hora de tomar la calle, ya que el "servicio de seguridad" había acordado con la policía nacional el momento exacto de la toma de la calle y, aunque esta estuviese ya cortada, los ciudadanos no podíamos transitar libremente por nuestra ciudad.
   Obviamente, como cualquiera de mis compañeras lleva, en una sóla de las uñas de sus pies, más manifestaciones de las que podrían llegar a llevar todas las personas de ese cordón juntas durante todas su vidas juntas, la estrategia de dicho cordón no resultó, y nos lo saltamos poniéndonos en la cabecera de la manifestación camino de Atocha para reunirnos con las demás columnas en Neptuno.
   A partir de ahí, la manifestación se convirtió en una fiesta, en lo que yo considero la verdadera fiesta de la falsa democracia que nos ha tocado tener, que no es ni más ni menos que el intento de la población de participar en las decisiones del régimen que nos gobierna. Y mientras fuimos marchando todo fue normal, creo que todo el mundo sabe ya cómo y a qué se va a una manifestación, así que el camino hacia Neptuno, aunque lento (en mi opinión) fue tranquilo y sin incidentes.
   Todo volvió a ponerse un poquito raro cuando, al llegar a Neptuno, observamos que los bomberos habían establecido otro "cordón de seguridad" a unos 8 o 10 metros de la vaya de "seguridad" que pone la policía para impedirnos en libre disfrute de la calle, con lo que eran, en este caso, los bomberos los que nos impedían la libre circulación por las calles de nuestra ciudad.
   Yo me acerqué a los bomberos y les pregunté que por qué estaban haciéndo un cordón a esa distancia de la vaya y me explicaron que era para evitar incidentes y para que nadie provocara a la policía y así evitar las cargas de ésta. ¿provocar a la policía? En mi opinión es la policía la que provoca ya de por sí, por el mero hecho de impedirnos la libre circulación por nuestra ciudad, por no llevar identificaciones visibles, por llevar las caras tapadas con la braga, por infiltrar a gente en las manifestaciones para causar altercados y así justificar su posteriór imposición de la violencia, por...
    Perdonad, me estoy saliendo de lo que es la simple narración de los hechos, y creo que mis pensamientos y valoraciones deben ir después de este resumen. Continúo.
   Bueno, yo no me sentí muy contento con lo que los bomberos me estaban diciendo, así que tras una breve pero intensa discusión con tres de ellos, en la que ellos insistían en que "eran normas de la organización", terminé diciéndoles que yo era un ciudadano libre y que caminaría por donde yo quisiese, que para impedirmelo ya estaban los señores de azul del otro lado de la vaya, que sólo iba a hacer unas fotografías y que ellos no eran quienes para impedirmelo, dándose el absurdo de que uno de ellos me pidió la acreditación de prensa profesional para franquearme el paso (estaban haciendo el trabajo de la policía). Bueno, el caso es que se acercó un cuarto bombero que estaba escuchando la pequeña bronca que teníamos montada y les dijo a sus compañeros: -Dejadle, si sólo quiere hacer unas fotos y luego vuelve adentro-, y mirandome a mí -¿verdad?-.
   Le dije que sí, que es lo que estaba intentando decir hacía rato y me permitieron pasar. Realicé mis fotos (cuatro, si no recuerdo mal) y volví a integrarme en el grueso de la manifestación, regresando junto a mis compañeras bajo la pancarta que nos abriga en las manifestaciones.
   Pero el caso es que a mí no me terminó quedando buen sabor de boca, y tras dialogar con mis compañeras de asamblea, ninguna entendíamos por qué nos impedían hacer uso de esos 8 o 10 metros hasta la vaya, y tampoco entendíamos cómo, con todas las personas que éramos, no empujábamos el cordón hasta la vaya en sí.
   Esto, al final consiguió que mis pensamientos se dirigiesen por error (y me explicaré después) a una sóla cosa, que era convencer a los bomberos de que teníamos que llegar hasta la vaya, como en todas las manifestaciones; que ya nos ponía la policía la vaya para impedirnos el paso desde ella y que desperdiciar esos pocos metros de presión era absurdo, de que ellos (los bomberos) no tenían que hacer el trabajo de la policía, y de que ni siquiera tenían el derecho a hacerlo. Así que, de nuevo, me dirigí al "cordón de seguridad" de los bomberos, y cuando conseguí llegar (no sin gran esfuerzo dada la gran afluencia de gente que había en ese momento) me puse a exponerles los hechos tal y como yo los veía, a lo que ellos (distintos a los de la vez anterior)  volvían a decirme que era un "consenso" de los convocantes, con lo que estuve tentado a explicarles lo que es un consenso y como se llega a tal, pero no lo hice. Toda mi argumentación fue en favor de la recuperación (por parte de todos) de esos metros que nos habían secuestrado. Y puedo decir que no era una simple cabezonería mía, pues los gritos de los miles de ciudadanos que había a mi alrededor iban en el mismo sentido que mi argumentación, llegándose a escuchar gritos en contra de los bomberos que, parece ser, habían decepcionado a los ciudadanos, después de la estima que les habíamos cogido últimamente con sus valientes (aunque tardías, muy, muy, muy tardías) demostraciones civicas ante la policía (deshaucios...), y os puedo asegurar que los gritos eran muchos y todos indicaban la incomprensión por parte de la ciudadanía de que estuviesen realizando el trabajo de la policía (así que el consenso, no sé dónde estaría).
   Hubo un momento (en el que yo cometí un error grandísimo que explicaré después y que no volverá a ocurrir jamás), a lo largo de nuestra ya agria discusion en que uno de los bomberos me dijo: -¿Quieres pasar?, pasa, pero entiende que lo tenemos que impedir porque si no, todos querrían pasar y nosotros estamos aquí para impedirlo-, a lo cual yo les seguí (en mi cerrazón) diciendo que lo que quiero es que pasemos todas, que si no entienden lo que les estoy diciéndo es porque no quieren y que no son ellos los que tienen que realizar esa labor, sino la policía que está llevándose un pastón en horas extras para no hacer nada ya que las propias compañeras de la manifestación realizaban su trabajo.
   Al final de una larga discusión en la que llegué a la conclusión de que era inútil intentar razonar con ellos (como con cualquiero otro "cuerpo de seguridad") me volví hacia mi compañero Juanfran y le pregunté cansado e indignado "¿nos vamos?" y él me contestó, "sí, es inútil", así que volvimos con el resto de compañeras de asamblea a seguir cabreadas y cabreándonos más cada vez.
   A las 20h estaba previsto que terminase la manifestación.
   A las 20'05h los bomberos integrantes del cordón se retiraron junto al camión de megafonía y a los mineros.
   A las 20'10h empezaron a tomar posiciones los maderos.
   A las 20'15h empezaron las cargas en la Castellana, y Neptuno era una ratonera.
   Hubo un momento en que me di la vuelta y me encontré sólo, todas mis compañeras de asamblea habían desaparecido, en Neptuno quedarían, como mucho, entre 700 y 1000 personas que parecían estar tan sólas y despistadas como yo.
   La Castellana delante de mí empezaba a estar desierta y los maderos habían tomado hasta los jardines, dejándo para el tránsito solamente los carriles que suben hacia Atocha y la glorieta de Carlos 5º
   En Neptuno había un cordón de lecheras hasta la mitad de la plaza, y los maderos ya estaba fuera de las vayas de seguridad completamente pertrechados para la batalla.
   A las 20'20h, tras volver a mirar en derredor, decidí que estaba demasiado sólo y que lo único que me podía pasar en esa circunstancia era que me dieran una paliza de muerte, así que comencé a caminar léntamente hacia Atocha.
  Poco antes de llegar a Atocha me reencontré con algunas de mis compañeras de asamblea que habían decidido regresar a Getafe.
   Volvimos a Getafe y tomándo una cerveza conversamos sobre lo que nos había parecido la manifestación.

   Hasta aquí lo que ocurrió, tal y como yo lo viví. Ahora intentaré explicar el por qué estoy enfadado y el por qué de mi insistencia en tomar, no sólo la vaya, sino cualquier otra parte de Madrid que hubiésemos querido y hubiese quedado fuera de los límites de los cordones de seguridad,
  
   Los movimientos ciudadanos de protesta de los dos últimos años (movimientos a los que denominaré genéricamente como 15M, aunque entiendo que no es la mejor denominación pues el 15M sólo es una parte de esos movimientos ciudadanos que, realmente, son de una variedad y diversidad inmensa como para intentar incluirlos todos bajo una denominación) han demostrado, por activa y por pasiva, que una de nuestras mejores armas es la improvisación, porque vuelve locas a las "fuerzas de inseguridad ciudadana", e intentaré explicar lo que quiero decir con improvisación: Cuando, por ejemplo, una manifestación tiene un recorrido establecido Atocha-Cibeles-Sol (como muchas de ellas lo han tenido) y de pronto, tras haber salido de Cibeles por la calle de Alcalá en dirección a Sol, la mitad de la manifestación decide tomar una ruta alternativa y girar a la derecha por Gran Vía, para acceder a Sol por otro punto, los maderos lo flipan, se desorientan y desorganizan, con lo cual, tienen que estar más pendientes de otras cosas que de los manifestantes en sí. Tienen que salir corriendo a cortar el tráfico, tienen que prever nuestros posibles posteriores movimientos y su desorganización llega (en algunos casos, como cuando decidíamos concentrarnos y pasear por las calles de Madrid -Castellana, Atocha, de nuevo Sol, Gran Vía, Alcalá, Cibeles, de nuevo Castellana...) al caos, consiguiendo de un sólo golpe dos cosas: cortar las calles de Madrid y hacer visible nuestra protesta a un mayor número de ciudadanas, y desorganizar completamente a la policía que, en su caos, ya no es capaz de reorganizarse, con lo cual conseguimos un plus de seguridad, ya que sólo cargan cuando lo tienen todo completamente controlado.
   En la manifestación del 23F estaba todo atado y bien atado, incluso la hora a la que los manifestantes se tenían que ir, ¿qué absurdo, no?, no podíamos salir, en ningún momento de los cordones de seguridad que coartaban nuestra capacidad de improvisación que tanto daño les hace. Pareció como si todo, incluidas las cargas, estuviese aprovado por "la organización", y de hecho, luego salió la "señora" CIfuentes alabando el buen comportamiento de los manifestantes.
   Así que estoy muy cabreado con la manifestación en sí, con el comportamiento de "la organización", con el comportamiento de los borregos de seguridad de la manifestación -que no hicieron sino el trabajo de la policía- y, como no, con el comportamiento posterior de las fuerzas políticas que ordenan a la policía (mucha, por cierto) cargar, y con la no insumisión de ésta a las ordenes que les llegan de la clase política.

   Ahora intentaré explicar el cabreo conmigo mismo, entonaré el mea culpa e intentaré pediros a todas disculpas por no haber actuado como debía, quizá empecinado en convencer a los borregos de los cordones de seguridad de la manifestación de algo que, como no han vivido más de dos o tres manifestaciones, no les puede entrar en la cabeza.

   Como os he narrado más arriba, hubo un momento en que uno de los bomberos-borregos con los que yo discutía me dijo que si quería pasar que pasara, pero que tenía que entender que entonces todo el mundo iba a querer pasar, y ellos no lo podían permitir, porque estaban precisamente para impedir la provocación de los manifestantes a los maderos. Yo seguí intentando convencerles, inútilmente, de que no era su labor, sino de la policía el impedirnos el paso a ciertas partes de la ciudad (labor que no entiendo ni en la policía, dicho sea de paso, pero...) cuando lo que tenía que haber hecho es actuar, dar ejemplo, tenía que haber pasado al otro lado del cordón y desde allí haber incitado al resto de los ciudadanos a seguirme, tenía que haber desobedecido a la "seguridad de la manifestación" de igual manera que desobedezco al gobierno y a sus perros de presa. Tenía que haber dado un paso al frente, porque sólo dando pasos se recorre el camino, y este es un camino largo y arduo en el que no se puede perder la oportunidad de dar un paso más al frente en la concienciación del resto de la ciudadanía. ¿Cómo quiero yo explicar lo que es la desobediencia si obedezco como un borreguito a una "organización" tan vendida y amañada que sale corriendo (bomberos-borregos incluidos) cuando la policía les dice que ya es la hora?, ¿cómo no me di cuenta de ello y actué? Además, ese error ya no se puede corregir, por mi culpa hemos perdido la oportunidad de explicarle a la población cuál es la manera de actuar cuando te quieren llevar de la mano haciéndote creer falsamente que estás en una lucha organizada.
   Os prometo a todas que no volverá a ocurrir, que, aunque sea sólo, desobedeceré cualquier norma que se imponga y que quiera coartar la libertad de las personas que se manifiestan, que, siempre que no haya un consenso de todas las manifestantes (y en este caso, estoy convencido, el consenso era en contra a la norma) no me dejaré manipular de esta manera.
   Os pido disculpas por ello, aun a sabiendas que (aunque me disculpeis, cosa que probablemente haréis, ya que sois muy buenas personas todas) ya os he hecho perder el tiempo, y ese tiempo y esa acción son irrecuperables. Aun así, os ruego perdonéis mi obcecación y falta de claridad en los pensamientos en el momento en el que era necesario pensar rápido.

   Os agradezco de antemano vuestro perdón y vuestro apoyo, así como vuestro acogimiento en las próximas manifestaciones que todas sabemos que habrá.

   Un saludo a todas...

   Besosssss....


   Juanito.